Voy a retomar el Blog con el mismo sentido: expresarme. Pero ahora contando lo que me pasa, lo que vivo y toda mi experiencia en los viajes que hago y lugares que visito.
Resulta que hace unos dĂas me he topado con esta imagen:
Y me pareciĂł genial como “primer post” despuĂ©s de tanto tiempo.
Cada vez que viajamos a un lugar, ya sea por placer, negocios, laburo o visitar a alguien, la persona que vuelve no es la misma que se ha ido.
Viajar es ese talismán que nos ayuda a crecer por dentro. O nos obliga a hacerlo inconscientemente.
Conocer el mundo con tus propios ojos, salir de tu rutina y estado de confort, ver quĂ© existen otras cosas y descubrir que no solo hay gente diferente si no que en otro lado viven humanos que tienen los mismos problemas, las mismas inquietudes, come, rĂe, llora y le pasan cosas al igual que vos! Es muy loco.
Incluso si viajamos a un lugar donde no haya gente. En quĂ© estemos solo nosotros y la naturaleza. AllĂ, no estarĂamos solos. Porque nos encontramos con el otro yo, ese que todos los dĂas dejamos de lado por vaya a saber quĂ© cosa. Y ahĂ hablamos, nos preguntamos y hasta aprendemos cosas que hasta ahĂ no sabĂamos. Crecemos interiormente.
Me pasa eso, siempre. Hasta cuando me siento abajo de un árbol en mi casa de Brandsen.
Cuando vuelvo ya no soy el mismo. Me doy cuenta que el mundo ya existĂa sin mi, y que en cambio yo lo necesito todos los dĂas. Por eso decido cuidarlo, recorrerlo y conocerlo.
Y acá les cuento cómo me fue. Empecemos...
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